viernes, 3 de febrero de 2012

Tema 12: La construcción y consolidación del Estado Liberal

12. La Construcción y consolidación del Estado Liberal (1833-1898)
12.1 El reinado de Isabel II. La oposición al liberalismo: Carlismo y Guerra Civil. La cuestión foral. Construcción y evolución del Estado Liberal
Isabel nació en 1830 y su nacimiento supuso el inicio de un conflicto que la seguirá a lo largo de su reinado. El problema sucesorio, que tenía su origen en la Ley Sálica, de origen francés, que no permitía el acceso al trono de las mujeres. Pese a ello Fernando VII, influido por su mujer María Cristina, promulgó la Pragmática Sanción, que derogaba la Ley Sálica y permitía a su hija reinar con el nombre de Isabel II. Pero los partidarios del tío de Isabel D. Carlos (carlistas) se opusieron de forma feroz a esta situación.
El problema esencial no era quien debía reinar sino el choque entre dos modelos de sociedad. Entorno a D. Carlos se agrupan las fuerzas más partidarias del Antiguo Régimen, los defensores de la tradición, los opuestos a cualquier forma de liberalismo. Maria Cristina vio claro que debía agrupar en la causa de su hija a las personas que defendía el liberalismo formó un gobierno reformista, decreto una amnistía que supuso la vuelta de 10.000 exiliados.
Estos dos bandos se iban a enfrentar de forma inevitable. La muerte de Fernando VII en 1833, reafirmando a su hija como heredera al trono con 3 años, supuso la toma de postura de los carlistas que proclamaron rey a D. Carlos el mismo día promoviendo un levantamiento absolutista en el norte de España, que supuso la 1º Guerra Carlista.

Carlismo y Guerra civil. La cuestión foral.
El carlismo da forma a lo que aún hoy se conoce como la cuestión foral. El carlismo se define como tradicionalista y antiliberal, englobó a la nobleza rural (defensora de los fueros), a gran parte del clero y también a una base social campesina de las zonas rurales de País Vasco, Navarra, parte de Cataluña, Aragón y Valencia.
Eran esencialmente propietarios empobrecidos, artesanos arruinados o arrendatarios enfitéuticos, que veían con recelo las reformas tributarias, la igualdad jurídica, la separación de Iglesia y Estado y la supresión de los fueros tradicionales. No les gustaba la igualdad de los nuevos tiempos querían los particularismos del Antiguo Régimen (tanto las clases altas, como las bajas, tenían miedo a los cambios). Defendían lo rural frente a lo urbano.
Pese a todo algunos grupos absolutistas fieles a Fernando VII (grupos urbanos y élites de funcionarios y clero) apoyaron a la reina regente y a su hija. Pero Maria Cristina buscó el apoyo del liberalismo moderado (defensor de una monarquía inserta en un régimen liberal que defendiera sus intereses, no querían revueltas populares). Pero el desarrollo de la guerra hizo necesario ampliar la base de apoyo a la reina y se tuvieron que abordar reformas progresistas para aglutinar la base popular de las ciudades y las clases medias ilustradas.
La guerra fue larga y cruenta (6 años), aunque la confrontación ideológica que la provocó durará una siglo hasta la guerra civil.
La guerra inicialmente se vinculó a las zonas rurales y con guerra de guerrillas contra los intereses del Estado. La tardanza en la reacción de Madrid permitió a Zumalacárregui organizar un ejército de 25.000 hombres, mientras Cabrera unificaba las partidas aragonesas y catalanas. D. Carlos con esta situación entró en España y se puso al frente del ejército sublevado que avanzó hacia Madrid intentando tomar la ciudad, al fracasar volvieron al Norte.
Este conflicto también tuvo su dimensión internacional, a D. Carlos le apoyaron las potencias absolutistas: Rusia, Prusia o Austria y a Isabel II, Inglaterra, Francia y Portugal, que veían con buenos ojos la implantación del liberalismo moderado en España.
El sitio de Bilbao fue clave en la contienda, la muerte de Zumalacárregui en 1835 y la victoria de Espartero en Luchana, marcaron el curso del conflicto. Entre 1837-1839, los carlistas se escindieron en dos ramas los transaccionistas partidarios de un acuerdo con el liberalismo moderado y los intransigentes, más cercanos a D. Carlos y apoyados en la radicalizada base campesina que quería seguir la guerra.
El general Maroto, líder de los transaccionistas llegó a un acuerdo con el general Espartero en el famoso Convenio de Vergara (1839) (conocido también con el abrazo de Vergara). Fue una derrota honrosa para los carlistas, al menos así se vendió. Conservaron los fueros de las provincias vascas y Navarra. Se integró a los oficiales carlistas en el ejército real, hecho que constituyó un gran error político. Sólo resistiría Cabrera en el Maestrazgo (Valencia) hasta 1840.
La guerra carlista aceleró la necesidad de implantar una revolución liberal en España, pero controlada desde el poder, para ello se nombró a un viejo liberal “doceañista” (que había participado en la Pepa) para llevarlo a cabo: Martinez de la Rosa, quien en 1834 promulga el Estatuto Real. Es una carta otorgada, no una constitución, con un sistema bicameral y un sufragio censitario (0,15 % de la población), es un texto que recoge las aspiraciones de la burguesía y la participación real. Evidentemente no está por la soberanía nacional, ni por la separación de poderes. Las Cortes sólo votaban impuestos y no tenían iniciativa legislativa.
El régimen que plantea este Estatuto, es un ejemplo claro de liberalismo censitario, partidario de limitar el poder absoluto pero sólo por parte de un parlamento representativo de los sectores “responsables” de la sociedad y el acceso exclusivo de las clases acomodadas a la acción política, marginando a la inmensa mayoría de la población.
En consecuencia, era evidente que el Estatuto era absolutamente insuficiente y la escisión entre liberales progresistas y moderados cada vez era más importante. El conflicto entre ambas posturas marcara el resto del reinado de Isabel II, que intentó nadar entre dos aguas, no por convicción, sino por necesidades políticas.
En este contexto los progresistas que dominaban el movimiento popular, con gran influencia en la Milicia Nacional, comienzan a protagonizar numerosas revueltas urbanas en Andalucía, donde algunas juntas propusieron el alzamiento armado. Aunque lo peor sucedió en Barcelona donde la revuelta popular de los bullanges, provocó la quema de conventos, incendios de fábricas y culminó con la constitución de una Junta que dirigida por los elementos liberales más progresistas gobernó durante semanas el Principado. Algo similar ocurrió en Madrid, resulta muy interesante valorar sus peticiones: reunión de cortes, libertad de prensa, nueva ley electoral, extinción del clero regular, reorganización de la milicia y leva de 200.000 hombres para acabar con los carlistas.
Ante esta situación la Regente nombra al progresista liberal Mendizábal como presidente del gobierno que actúa rápidamente, con la desamortización de bienes del clero que le dieran recursos para reorganizar el ejército contra los carlistas. Pero claro nobleza y clero vieron con temor las reformas y Mendizábal es destituido en el verano de 1836. Pero las revueltas en las ciudades se suceden y los pronunciamientos demandan un régimen constitucional en un marco de un modelo social y económico liberal. Este proceso culmina con el levantamiento progresista de la guarnición de la Granja, donde se encuentra la Regente, pasando el verano. Los progresistas asumen el poder y restablecen la Constitución de Cádiz.

Mendizábal, en dos etapas como jefe de gobierno entre septiembre 1835 y mayo del 1836 y como ministro de Hacienda entre agosto de 1836 y finales de 1837, se encarga de desmantelar las instituciones del Antiguo Régimen e implantar el régimen liberal constitucional y de monarquía parlamentaria. La esencia de este proceso se basa en modificar la concepción jurídica de los derechos de propiedad, especialmente de la propiedad agraria. La reforma agraria actuó en tres ámbitos que ahora analizaremos pero consagrando dos principios básicos la propiedad privada y la libre disponibilidad de la propiedad.
La reforma actuó sobre tres bases esenciales:

1. La disolución del régimen señorial, que se concretó en una ley de 26 de agosto de 1837.
a. Los señores perdían sus atribuciones jurisdiccionales.
b. El antiguo señor se convertía en propietario agrario, no se respetaron los derechos consuetudinarios de explotación de la tierra (problema de futuro)
2. La desvinculación, que esencialmente significa que se liberan definitivamente las tierras de los patrimonios vinculados y sus propietarios pueden venderlas sin trabas. Grandes extensiones de tierra salieron al libre mercado para se compradas al mejor postor.
3. La desamortización de los bienes eclesiásticos que buscaba liquidez para el sistema y amortiguar la Deuda pública. El gran error fue aceptar vales de Deuda, lo que no permitió dar liquidez al sistema. También se buscaba una base social de propietarios que apoyará el liberalismo.
Otras leyes claves para liberalizar la economía:
• Abolición privilegios de la Mesta
• Derecho a cercar y a la libre explotación de montes y viñedos.
• Libertad de arrendamientos agrarios, precios y almacenamientos.
• Ley de comercio interior para la mayor parte de productos.
• Abolición de privilegios gremiales y implantación de libertad de industria y comercio, aboliendo aduanas interiores.
• Abolición diezmos eclesiásticos.

Constitución de 1837:
Supone la culminación de este proceso. Aunque se le puede criticar que asumió tesis del liberalismo doctrinario como el papel moderador de la monarquía, asume le concepto de soberanía popular, un amplio catalogo de derechos de los ciudadanos (prensa, opinión, asociación) y la ausencia de confesionalidad del Estado. Pese a todo, la inclusión del Senado y los poderes concedidos a la monarquía como derecho de veto, potestad de disolución del parlamento o nombramiento libre de ministros, restringió la reforma, máxime si tenemos en cuenta que el sistema electoral era censitario y muy restringido sólo tenían derecho al voto entre un 2 y un 4% de la población.

Construcción y evolución del Estado Liberal
Este sistema electoral propició que en las elecciones de septiembre de 1837, ganaran los moderados que intentaron desvirtuar los avances progresistas y más democráticos. En 1840, plantean una ley electoral aún más restrictiva, limitan la libertad de imprenta y promueven una ley para que la Corona nombre a los alcaldes de las capitales de provincia. Se intentó devolver sus bienes al clero secular e intentar devolver los bienes expropiados a las órdenes religiosas, además de diseñar un proyecto para reimplantar el diezmo.
La Regente aceptó esta política y los sectores más progresistas volvieron a la insurrección y a los movimientos para cambiar la situación, se fijaron en el General Espartero, triunfador ante los carlistas quien en Mayo de 1841 asume la regencia.
Pero Espartero tuvo una política muy autoritaria y se derechizó de forma muy importante y su política no cumplió las expectativas creadas. No obstante el gran problema surgió en 1842 con la aprobación del arancel que abría el mercado español a los tejidos de algodón ingleses, lo que ponía en una grave situación a la industria catalana, que se empezaba a recuperar. Esto provocó un levantamiento en Barcelona donde la burguesía y las clases populares hicieron frente común en defensa de sus intereses laborales. Las medidas para sofocar la revuelta fueron extremas (bombardear la ciudad) y los moderados con los generales Narváez y O`Donnell comenzaron a conspirar para acabar con Espartero, quien acabó exiliándose. Nombrar un tercer regente parecía demasiado arriesgado y las Cortes optaron por adelantar la mayoría de edad de la reina que fue proclamada como Isabel II con trece años.

Claves para entender el liberalismo español:
1. Pese a que nacen partidos políticos que intentan ser el canal de relación entre los ciudadanos y las instituciones representativas del poder, la desafección hacia la política era total por la escasez de personas que votaban y por que los partidos eran camarillas vinculadas a relaciones personales e intereses económicos. La idea de lo público estaba lejos de ser asumida por la mayoría de la población.
2. El sistema monárquico constitucionalista más o menos restringido no estuvo nunca en discusión.
3. Los moderados eran muy heterogéneos en su composición y en sus planteamientos pero con algunos planteamientos claros:
a. Sufragio censitario, control de las clases populares.
b. Soberanía compartida con amplios poderes de la Corona.
c. Limitación de derechos individuales, siempre que no fuera para defender sus intereses.
d. Es un liberalismo clerical, defendiendo el peso e influencia de la iglesia.
4. Los progresistas son esencialmente media y pequeña burguesía y algunos sectores de la burguesía industrial y financiera, son esencialmente reformistas.
a. Su ideario:
i. Soberanía nacional, sin límites.
ii. Predominio de las Cortes en el sistema político. Rechazan el papel moderador de la Monarquía y niega su participación directa en la política.
iii. Quieren poderes locales fuertes e independientes.
iv. Defienden derechos individuales y colectivos. Entre ellos el de religión.
v. Aunque defiende el sufragio censitario, están abiertos a su ampliación siempre en función de un nivel de renta que garantice un criterio a la hora de votar.
vi. A favor de la reforma agraria y del fin de la influencia eclesial. Esto les permite tener el apoyo de clases medias y artesanas, gran parte del ejército y profesionales liberales.
La Unión liberal escindida de los moderados en 1854, integrará a los sectores más conservadores de los progresistas (evolución del liberalismo)
5. El Partido Demócrata (1849), nace como una escisión de los progresistas. Defiende el sufragio universal, las libertades públicas, la intervención del estado en la enseñanza, la asistencia social, la fiscalidad como vía de igualdad social entre los ciudadanos. De estos grupos saldrán movimientos republicanos como el PSOE, años después.
6. El ejército: Gran peso en la vida política española del siglo XIX, como hemos visto los generales son habituales en la vida pública. Esto llevó a soluciones drásticas por las armas que no imponían la fuerza de la razón, sino la razón de la fuerza. Su presencia y peso social son el ejemplo de una falta de articulación de la sociedad civil, que también se ve con claridad en la tendencia a la creación de Juntas (movimientos de organización civil, de referencia revolucionaria 1808) y las Milicias armadas que beben de esta desarticulación de los organismos articuladores de la sociedad en su conjunto.

Las elecciones de 1844, permitió el control por caciques y gobierno de los resultados, en una ambiente también de clara crisis de los progresistas que como hemos visto no encontraban su espacio electoral. Con ello se instauró el Gobierno del General Narváez quien pondrá las bases del Estado moderado y organizó sus instituciones.
El régimen se apoyó en la burguesía terrateniente, fruto de la fusión de antiguos señores y nuevos propietarios rurales. Los objetivos eran consolidar la revolución liberal frente al carlismo y evitar la subversión de las clases populares. El objetivo último era asentar un liberalismo conservador que defendiera los intereses de las clases respetables del país.
La esencia de este proceso quedó recogida en la Constitución de 1845:
1. Desaparece la soberanía nacional y se sustituye por la soberanía compartida de Rey y Cortes. Se restringe el derecho al voto y un senado no electivo sino nombrado por la Reina.
2. Exclusividad de la religión católica y defensa de sus bienes. En esta línea se firma en 1851 el Concordato con la Santa Sede que incluye financiación pública de culto y clero.
3. Ayuntamiento y Diputaciones sometidos al poder central. Se crea la figura del Jefe político de la provincia que representa al gobierno en la misma (poder centralizado)
4. La Milicia Nacional es suprimida.

La idea básica de la nueva estructura del Estado Liberal era el centralismo y la uniformización, a través de una serie de leyes:
La reforma fiscal y de Hacienda que dirige Mon. Intenta ordenar el gasto y crea tres tipos de impuestos:
a. Contribuciones directas sobre la riqueza (la partida más significativa)
b. Contribuciones indirectas (adunas, gravamen sobre consumo, timbres)
c. Monopolios (Loterías, tabacos y sal).
Nuevo Código Penal de 1851, que unifica las anteriores leyes.
Reorganización de la Administración con una estructura centralizada en Gobiernos civiles y militares en cada provincia y las Diputaciones. Todo controlado desde Madrid.
a. Se da promulga la Ley de Administración Local de 1845, los alcaldes de ciudades de más de 2000 hab., los nombra la Corona y al resto el gobernador civil.
b. Por temor al carlismo se respetaron los derechos forales en Navarra y País Vasco, pero sin las atribuciones legislativas y judiciales anteriores.
 Se creó un sistema de instrucción pública (Ley Moyano 1857), con diferentes niveles y planes de estudio unificados.
 Se implantó un único sistema de pesos y medidas: sistema métrico decimal (desaparece la arroba, celemín, etc.).
 Se crea la Guardia Civil, cuerpo armado con funciones civiles pero estructura militar, para vigilar el orden público y la propiedad privada sobre todo en el medio rural.

Pese a una cierta estabilidad de unos 10 años los movimientos contra el sistema burgués más tradicional se sucedieron desde los extremos más radicales, dentro de un contexto internacional dominado por las revoluciones de 1848, de marcado cariz nacionalista y proletario. De una parte el Carlismo con una base tradicional regionalista no veía con buenos ojos el excesivo centralismo, en este contexto entre 1849 y 1854, se produce la “guerra dels matiners” (revueltas populares donde demócratas y carlistas luchan juntos) o 2º Guerra Carlista, aunque mucho historiadores la cuestionan como tal. El Partido Demócrata se convierte en la gran oposición al sistema.
Esta situación provoca un caldo de cultivo que pedía cambios y que lleva al Manifiesto de Manzanares en 1854, documento básico para que los progresistas llegaran de nuevo al poder en el llamado Bienio Progresista (1854-1856).

El Bienio se va a caracterizar por dos grandes leyes:
1. Ley desamortizadora de 1855, a cargo del ministro Madoz, que además de los tradicionales intentos desamortizadores sobre todo buscó desamortizar bienes de los ayuntamientos (bienes propios y del común), con un trabajo de censo de tierras realmente muy sistemático. El volumen de tierras puesto a la venta era realmente impresionante y en este caso no se admitió deuda. Se perseguía conseguir ingresos para la otra gran apuesta modernizadora:
2. La Ley general de ferrocarriles, que buscaba modernizar y vertebrar la economía española.

Pero estas reformas se olvidaron de la gran masa popular que no podía acceder a los cambios y esto provocó un levantamiento muy importante en Barcelona en 1855, donde se pedían reducción de impuestos (consumos), abolición de quintas, y mejora de salarios y reducción de jornadas laborales (resulta curiosos que con casi 50 años de diferencia se produjeron ataques ludistas). Se intento promulgar una Ley del Trabajo, pero la situación de conflicto sobre todo en el campo castellano y en muchas ciudades con quema de fábricas llevaron a la dimisión de Espartero y a la represión de O´Donnell.
O’Donnell volvió al sistema anterior y pese a la crisis que le llevan a alternar el gobierno con Narváez, se produce un periodo de gran estabilidad entre 1856 y 1868, caracterizado por la política de la Unión Liberal que podríamos denominar de un moderantismo radical con ideas moderadas pero con aplicación por ejemplo de la desamortización pero con negociación con el Vaticano. Esto es una política reformista pero dentro del liberalismo conservador que excluye los elementos más radicales del progresismo como los Demócratas.
Se inicia en este periodo de cierta estabilidad, una política muy europea, de reivindicación nacional en base a una política exterior muy agresiva. Que busca la conciencia nacional y patriótica y que da trabajo a un ejército demasiado metido en política.
-Expedición a Indochina, intervención en México y sobre todo en Marruecos con la incorporación de Sidi Ifni y la ampliación de la plaza de Ceuta.
La falta de reformas fue provocando una crisis económica general que afectó a la agricultura, la industria y las finanzas que provocaron gobiernos autoritarios que calmarán los ánimos por la fuerza. Esta situación se vio agravada por una situación exterior muy convulsa que no permitía solucionar los problemas internos, todos los grupos sociales coincidían en que era necesario un cambio de rumbo radical que suponía la desaparición de la monarquía isabelina.

12.2 El Sexenio democrático (1868-1874): intentos democratizadores. La revolución, el reinado de Amadeo I y la Primera República.
La revolución del 68, es el resultado del agotamiento e impopularidad del sistema liberal conservador que llevó a una crisis económica de nuestro incipiente capitalismo que sólo vio como alternativa a sus problemas la implantación de un sistema democrático que incentivará la economía como había sucedido en otros países de nuestro entorno (Inglaterra y Francia).
Las claves de la crisis económica:
1. Una profunda crisis financiera fruto de las inversiones ferroviarias no rentables. Se vertebró una estructura de ferrocarril que no respondía a los intereses de nuestra organización industrial, sino que se basó en intereses políticos con vías sin ningún interés económico. Esto llevó a la debacle en bolsa y a la caída de la Deuda Pública y de las entidades financieras.
2. Crisis industrial, sobre todo en Cataluña, por la Guerra de Secesión (1861-1865), que provocó que las exportaciones americanas de este producto se interrumpieran y esto generó un alza de los precios espectacular. La carestía de la materia prima se unió a una contracción de la demanda de productos textiles por la crisis, paro y cierre de industrias.
3. Crisis de subsistencia, iniciada en 1866, provocada por las malas cosechas y la carestía del trigo (en 2 años 66-68 aumento en Madrid un 100%). La falta de una reforma agraria seria y un campo con tecnología muy atrasada la provocaron. Unos pedían medidas gubernamentales para salvar sus inversiones en bolsa, los industriales medidas de protección y los obreros y campesinos denunciaban su miseria y medias para mejorar su situación. La revuelta política era cuestión de tiempo.
En 1866 se produce la revuelta de los sargentos del cuartel de San Gil, que son reprimidos por O´Donnell con dureza y muchos son fusilados. Le suceden en el gobierno Narváez y González Bravo, pero se gobierna por decreto sin escuchar los problemas del país.
 La oposición se organiza y en Agosto de 1866, se establece el Pacto de Ostende, firmado por progresistas (Prim) y demócratas exiliados. Se establece una alianza revolucionaria, contra el sistema isabelino, con la única duda si monarquía o república que seria decidido por unas Cortes Constituyentes por sufragio universal. Al pacto se unen en 1867 los unionistas (Serrano), que permite el apoyo de los militares al proceso.
Así llegamos a la que se considera el último acto de la revolución burguesa en España, desde ese momento la burguesía fue y defendió elementos conservadores.

Podemos hablar de dos revoluciones:
 La Gloriosa, una revolución moderada con Prim a la cabeza que pasa por la monarquía democrática y la Constitución de 1869, esta es la opción que triunfó al ser apoyada por los militares y la gran burguesía.
Una radical, que apoya la pequeña burguesía y las masas obreras al frente de la cual esta Pi y Margall que propone una República Federal y una constitución federal.
Podemos afirmar que el sexenio fracaso, por que la burguesía industrial periférica intentó convencer al centro de pactar para imponer un modelo unitario, pero más representativo (federal) que sirviera de base política para continuar la modernización del país. Articular el país descentralizarlo. El centro no quiso ceder su poder y la burguesía periférica no dio el paso por temor y se puso a la defensiva sobre todo frente al movimiento obrero y al federalismo que podía no garantizar sus intereses
El gobierno provisional tomó una serie de medidas que luego serían recogidas en la Constitución de 1869:
 Emancipación a los hijos de esclavos. Libertad de enseñanza e imprenta y libertad de reunión y asociación.
 Sufragio universal masculino (25 años) y democratización de ayuntamientos y diputaciones. Elecciones a cortes constituyentes.

Constitución de 1869:
1. Soberanía Nacional y sufragio universal masculino.
2. Capacidad legislativa exclusiva de las Cortes, aunque el Rey mantiene la atribución de sancionar las leyes. Senado cámara de representación territorial. Sistema bicameral.
3. Declaración amplísima de derechos a los que se unen la libertad de residencia, enseñanza o culto y la inviolabilidad del correo.
4. Independencia del poder judicial, estableciendo un sistema de oposiciones para jueces (que elimina su nombramiento por el gobierno) y se restablecía el juicio con jurado.

Medidas económicas del Sexenio:
1. Esencialmente implantación del capitalismo liberal europeo, con defensa a ultranza del librecambismo y la apertura del mercado español a la inversión extranjera.
2. Se pensaba que favoreciendo la competencia y la libre iniciativa, éstas transformarían las estructuras comerciales e industriales del país. No se buscó la modernización de base sino la implantación de modelos extranjeros que sirvieran de espoleta a los emprendedores nacionales.
3. Se establece la peseta como unidad monetaria.
4. Pero el gran problema histórico es una Hacienda caótica con elevada Deuda Pública, para sanearla vendimos o dimos en concesión nuestro patrimonio minero, dando entrada a capital extranjero.
5. En 1869 se aprueba la Ley de Bases Arancelarias (conocido como el Arancel Figuerola) que liberaliza los intercambios exteriores y acaba con la tradición proteccionista de nuestra economía a lo largo del siglo XIX.
La nueva situación frustró muchas esperanzas, la de los demócratas que querían una república, la de los grupos más conservadores que defendían un país autárquico y clerical (carlistas y ultra conservadores) y los trabajadores que con estas medidas vieron que su situación lejos de mejorar empeoraban, se les pedían más trabajo y más sacrificio (nacen así ideas que vienen de fuera pero que se implantan con fuerza, el proletariado se organiza entorno a los grandes corrientes anarquismo y socialismo).
En esta situación se va a desenvolver la nueva monarquía, por que no olvidemos que se elaboró una Constitución democrática pero con base monárquica, aunque no teníamos rey y buscamos uno.

Amadeo de Saboya (1870-1873)
Cumplía todos los requisitos era un hombre con ideas progresistas (los italianos acaban de unificarse como país), no era Borbón y pertenecía a nuestros antiguos territorios en Italia. Pero su gran valedor Prim fue asesinado tres días antes de su llegada.
Desde el inicio de su reinado tuvo una fuerte oposición:
1. Los moderados que querían restaurar a los Borbones y que comienzan los movimientos para entronizar al hijo de Isabel, el príncipe Alfonso. Su líder era Canovas del Castillo que aglutino una fuerza política compuesta por unionistas y progresistas desencantados. La iglesia apoyó a este grupo, máxime desde que Prim les obligó a jurar la constitución de 1869.
2. La gran burguesía que pronto se puso en contra de una legislación que iba contra sus intereses: abolición de la esclavitud en Cuba, regulación del trabajo infantil, jurados mixtos en las empresas.
3. Naturalmente tenía en contra a los republicanos y a los sectores populares que querían reformas más sociales.
4. Los carlistas que aprovecharon la libertad política para rearmarse y comenzar de nuevo la lucha (1872) desde sus tradicionales posiciones políticas ahora defendiendo a Carlos VII.
La palabra que define el gobierno de Amadeo es inestabilidad y revueltas desde todos los sectores. El problema federal tomó un nuevo sesgo que unió a las demandas democráticas y descentralizadoras el ideario revolucionario de los anarquistas. A todo ello se une un problema colonial el inicio de la Guerra de Cuba que se enquistó y se convirtió en un gran problema de futuro.
El desastre del reinado se resume en 6 gobiernos en dos años, tres elecciones y una crisis interna e internacional que provocaron que el 10 de Febrero de 1873, Amadeo reanunciara al trono.

La Primera República Española:
Se aprobó el 11 de febrero de 1873, por una amplia mayoría de votos a favor y perduró hasta el 29 de Septiembre de 1874. Esto implica que fue una solución de compromiso para abordar la restauración monárquica con más garantías, como lo demuestra su corta vida.
Si sirvió de algo esta República fue para consolidar un problema de futuro y de gran trascendencia en nuestra historia política la consolidación del federalismo, aquí llamado cantonalismo como base de nuestro engarce territorial. Es por ello que el partido que realmente la apoyó fue el Partido Demócrata Republicano Federal de Pi y Margall.
Su ideario político se basaba en pactos de igualdad entre los diferentes pueblos y regiones del país, propugnaban el laicismo del estado, la ampliación de los derechos democráticos (voto femenino), la intervención del estado en las condiciones laborales y una enseñanza pública. Sus apoyos: pequeña burguesía, movimiento obrero y campesino, anarquistas y socialistas (muchos en número, pocos en influencia político-social, en las elecciones de 1873 que ganaron los republicanos la abstención fue del 60%).
Las Junta Revolucionarias fueron recibidas muy bien en los ayuntamientos, pedían la abolición de los consumos (impuestos sobre la carne, el jabón), acabar con las quintas y sobre todo con la redención (pagar o ser sustituido por otro para hacer el servicio militar).
Pero se intentó mantener la legalidad vigente, que pronto saltó por los aires: los carlistas comenzaron las sublevaciones y pese a triunfos parciales del gobierno el problema continuó. El problema de Cuba se agravó, los funcionarios estatales apoyan la vuelta de los Borbones y a la guerra se unió que actuaban por su cuenta sin obedecer al gobierno central. La Internacional había consolidado las ideas de Bakunin y sus seguidores, en España se hicieron fuertes en la reivindicación cantonalista que veía en este sistema un ejemplo de las comunas libertarias anarquistas, muchos cantones se declararon en este momento (Cartagena, Sevilla, Cádiz, Torrevieja, Málaga, Salamanca). Pi y Margall que apoya este movimiento tuvo que dimitir como jefe del gobierno, le sustituye Salmeron que inicia una fuerte represión contra el movimiento cantonal, pero renuncia al cargo al no querer firmar las sentencias de muerte impuestas por los militares a los sublevados. Llega al poder Castelar, representante del republicanismo más conservador. Ante su debilidad en las Cortes impone un gobierno autoritario dando amplias atribuciones a los militares. Pero Castelar es derrotado en el Congreso por 20 votos (120 en contra y 100 a favor) y se decide formar un gobierno de centro-izquierda que no llega a formarse ante el ataque del General Pavía que entra en el Congreso con la Guardia Civil y disuelve la asamblea por la fuerza. El general Serrano intenta estabilizar un gobierno republicano de carácter conservador pero se produce el pronunciamiento del General Martínez Campos en Sagunto, que proclama a Alfonso XII como rey de España, quien el día 1 de este mismo mes de Diciembre había firmado el llamado Manifiesto de Sandhurst, que establecía los principios de la nueva monarquía: un régimen monárquico de signo conservador y católico, que defendería el orden social, pero que garantizaría el funcionamiento del sistema político liberal.

12.3 El régimen de la Restauración. Características y funcionamiento del sistema canovista. La oposición al sistema. Nacimiento de los nacionalismos periféricos. Guerra colonial y crisis de 1898
La restauración monárquica se apoyó en un sistema parlamentario liberal, pero escasamente democrático. El nuevo sistema fue bien visto por los que se asustaron ante la radicalización del Sexenio y la irrupción del obrerismo. Se esperaba que la monarquía resolviera problemas endémicos de la política:
1. El carácter partidista y excluyente de los moderados durante el reinado de Isabel
2. El intervencionismo de los militares en la vida política
3. Evitar los constantes enfrentamientos civiles en la sociedad española.
Para ello se articuló una nueva constitución la de 1876, claramente inspirada en la de 1845, que permitiese defender los valores tradicionales: familia, religión y propiedad pero intentando incorporar elementos democráticos de la de 1868.

Constitución de 1876
 Soberanía compartida Cortes y Corona
 La Corona, era un pilar del régimen y se le otorga derecho de veto, potestad legislativa compartida con las Cortes y el nombramiento de ministros.
 Sistema bicameral, senado poco operativo.
 Confesionalidad católica del Estado, que supuso el restablecimiento de presupuesto para culto y clero.
 Declaración de derechos, pero muy restringidos en especial imprenta, expresión, asociación y reunión.

Características y funcionamiento del sistema canovista
Auténtica esencia del nuevo sistema es esta particular forma de ver la alternancia de los gobiernos apoyada en la Corona, los partidos dinásticos y el ejército. La Corona árbitro y garante de la alternancia, que se sucedería entre los partidos dinásticos conservador y liberal, que teniendo garantizado el cambio cada elección renuncian a los pronunciamientos. Se establece la supremacía del poder civil sobre el militar, pero dejando a este último mano libre en sus asuntos y situando al rey como símbolo y cabeza visible del mismo.
Inicialmente el sistema funcionó bien, en parte por el final de las guerras carlista y cubana. La primera por su propia lógica al tener un monarca y varón al frente del país, con lo que perdían su justificación y por otra las sucesivas derrotas sufridas que obligan a D. Carlos a salir del país en 1876. Esto supuso la abolición del régimen foral, aunque se mantuvo un régimen de conciertos económicos (1878), que les daba una gran autonomía fiscal (Navarra y País Vasco).
El final de los conflictos internos permitió mandar más tropas a Cuba y a una negociación con la isla. En 1878 se firmó la Paz de Zanjón, que incluía una amplia amnistía, la abolición de la esclavitud y promesa de reformas políticas y administrativas, según la cual Cuba tendría diputados en la Cortes Españolas (modelo frances). No obstante los incumplimientos llevarán a nuevos conflictos en 1879 y la decisiva insurrección en 1895.
El bipartidismo y el turno pacífico entre los dos grandes partidos fue un hecho de la mano de sus grandes artífices Cánovas y Sagasta. Ambos tenían una base electoral homogénea entre las élites del país. Si bien entre los conservadores eran más los terratenientes y entre los liberales más los profesionales. Los conservadores eran más inmovilistas y defendían la iglesia y el orden social y los liberales eran más reformistas y tenían un carácter algo más progresista y laico (similitudes sistema norteamericano). No obstante había un acuerdo tácito en no promulgar leyes que luego se tuvieran que derogar.
El sistema tenía su pilar en el llamado caciquismo electoral, que no era otra cosa que a través de enlaces en todas la geografía española y sobre todo en el ámbito más provinciano se aseguraba que el partido que convocará elecciones las ganaría (al perder uno la confianza, el rey mandaba formar gobierno al otro que convocaba elecciones para tener la confianza parlamentaria).
La adulteración de los votos tenía 3 grandes pilares, el sufragio censitario, el trato más favorable a los distritos rurales que a los urbanos (en el número de votos y en concesiones), la manipulación electoral incluso con amenazas físicas y las trampas electorales (de ahí nace la figura de los interventores posteriores para evitar esto).
El gobernador elaboraba la lista de los candidatos (encasillado) y también a los cuneros (diputados ajenos a la circunscripción pero que entraban en las listas, ej. hoy en día ministros). Estas listas llegaban a alcaldes y caciques que ponían en marcha el sistema (que incluye el pucherazo, la votación de personas fallecidas, el no poder llegar a votar, compra de votos, no dejar que la oposición diera mítines y no dejar actuar a los interventores).
Armas de los caciques: controlaban las alcaldías, hacían informes personales (recomendados), controlaban los sorteos de quintas, podían ralentizar trámites y daban trabajo. Esto se tradujo en una abstención impresionante de la población no superando casi nunca las elecciones el 20 % de participación (1876-1907).

La oposición al sistema. Nacimiento de los nacionalismos periféricos
Entre 1876 y 1898, seis elecciones las ganaron los conservadores y cuatro los liberales. Con altibajos el sistema funcionó hasta 1923. Aunque realmente el único periodo en el que se desarrollaron las reformas propuestas por Sagasta, coinciden con la regencia de la mujer de Alfonso XII, la Reina María Cristina que asume la tutela de su hijo Alfonso XIII, entre 1895-1902, esto fue posible por el acuerdo entre conservadores y liberales el Pacto del Pardo que se llevó a cabo para evitar el colapso del sistema.
Entre las reformas cabe destacar:
1. El sufragio universal masculino municipales de 1882
2. Abolición de la esclavitud 1888
3. Ley de Asociaciones 1887
4. Sufragio universal masculino elecciones generales 1890 (el censo aumenta de 800.000 a 5.000.000 de votantes), aunque esto provocó algún disgusto en ciudades como Barcelona, el sistema funcionó.

La oposición: carlistas, republicanos, socialistas y nacionalistas.
A algunos de ellos se les integró como minorías en el Congreso y a los más radicales, se le persiguió.
Los carlistas, prosiguieron instigando y conspirando pero ya sin la fuerza de antaño. Se proclamaban el único partido realmente católico. Algunos colaboraron en revueltas contra la monarquía protagonizadas por republicanos, lo que llevó a su escisión en 1888, se funda el partido Tradicionalista, con una concepción integrista de la sociedad, antiliberales y defensores a ultranza de la religión católica.
Los republicanos, algunos se integraron en el sistema como el Partido Posibilista de Emilio Castelar. Otros optaron por la vía revolucionaria con pronunciamientos y acciones armadas como el Partido Republicano Progresista de Ruiz Zorrilla. La mayoría quedó fuera del sistema encabezados por Salmeron y los federalistas, los más importantes, siguieron bajo la dirección de su líder histórico Pi y Margall.
El sufragio universal de 1890, les llevo a unirse en la Unión Republicana (1893), quedando fuera los posibilistas de Castelar. Pero el avance del movimiento obrero hizo que muchos viraran más a la izquierda integrándose en los inicios de los que será la UGT y el PSOE.
El nacionalismo, es junto con los socialistas, un elemento nuevo y dinamizador de las relaciones políticas en España. Inicialmente nacen fruto de la defensa de una lengua y una cultura diferencial frente al afán uniformador y castellanizador del gobierno central.
El catalanismo, nace entorno a 1830, fruto de las revoluciones nacionalistas europeas que beben del Romanticismo y que dieron lugar a la conocida como Renaixença, se trataba de recuperar la lengua y cultura catalanas, pero sin aspiraciones políticas. Pero la falta de respuesta a sus demandas llevó la creación de Unió Catalanista (1891), como una federación de entidades de tendencia conservadora, su programa quedo fijado en las Bases de Manresa: defendían una organización confederal de España y la soberanía de Cataluña en política interior. La crisis del 1898, llevó a la creación de la Lliga Regionalista de Prat de la Riba y Cambó. Defendían un programa político conservador y reformista que pedía la autonomía de Cataluña y la lucha contra la corrupción política y el caciquismo. Consiguieron varios triunfos electorales y eran la fuerza hegemónica en Cataluña en 1923.
El Nacionalismo vasco, su origen hay que buscarlo en la anulación de los fueros y en la petición de la reintegración foral. Su origen es etnicista al ver peligrar con la industrialización y la inmigración la sociedad tradicional vasca, su lengua y su cultura. Su gran valedor Sabino Arana, que funda el PNV en 1894. Su ideario se articula entorno a la raza vasca, los fueros y la religión. Su lema “Dios y Antiguas Leyes”, evolucionó del independentismo al autonomismo.
Galleguismo y andalucismo: En Galicia pese a contar con un mayor arraigo idiomático y cultural, la falta de clases medias hizo que su regionalismo fuera débil y tardío y con un componente folclorista nada desdeñable (O Rexurdimiento), pero su traducción política fue escasa y poco generalizada, quedando más en un movimiento cultural (Rosalía de Castro). En Andalucía, la reivindicación de un atraso histórico esta en la base del proceso (su abandono histórico con el centralismo de Madrid), pero también aquí el enfoque es más regionalista y se centra en otra figura literaria de gran altura Blas Infante, su peso político será importante en los años inmediatamente anteriores a la Guerra Civil.

Guerra colonial y crisis de 1898
Entre la Paz de Zanjón (1878) y el estadillo de las nuevas revueltas, los gobiernos españoles tuvieron casi 20 años para solucionar los problemas económicos y políticos de la isla, pero un centralismo exacerbado y una falta de visión llevaron a la gran debacle de 1898.
En lo político las Cortes no aprobaron la autonomía propuesta por los elementos más conservadores para frenar a los independentistas y la única reforma de calado fue la abolición de la esclavitud.
En lo económico los fuertes aranceles impuestos a la Isla, para evitar el comercio con EEUU, generaron muchas tensiones no sólo con Cuba sino con la emergente potencia. En 1894, EEUU adquiría el 88 % de las exportaciones cubanas y sólo se beneficiaba del 37% de sus importaciones, este déficit de la balanza comercial llevó a los norteamericanos a amenazar con cerrar sus puertas a los productos cubanos. El panorama era poco halagüeño.
Y la insurrección se produjo liderada por José Martí y su partido Revolucionario Cubano. En 1895 se produce un levantamiento (El grito de Baire) y Canovas respondió mandando a Martínez Campos que combinaba dotes militares y flexibilidad para negociar. Pero la falta de avances militares llevó a enviar a Valeriano Weyler que aplicó métodos más contundentes que implicaron gran mortalidad, destrucción significativa de plantaciones, vías férreas y maquinaria lo que afectó mucho a la economía cubana.
A la insurrección cubana se sumó la de Filipinas (1896-97), zona menos importante y con menos presencia española si exceptuamos órdenes religiosas y su posición estratégica en el comercio con China, aquí la insurrección fue sofocada por las armas.
El problema fue la entrada en escena de los EEUU, en ambos escenarios. El pretexto, el hundimiento del Maine en la Habana. Una rápida guerra que perdimos de forma también muy rápida y que llevó a la Paz de Paris que significó la pérdida de Cuba, Puerto Rico y las Filipinas.

Consecuencias: la crisis del 98
Fue sobre todo un aldabonazo a nuestra estima como país, generó desencanto y frustración al perder los restos de lo que fue nuestro gran imperio de ultramar. Mientras todas las potencias europeas aumentaban sus territorios en África y Asia, nosotros definitivamente nos situábamos en el furgón de cola de la política internacional. Nuestros gloriosos ejércitos, bregados en la lucha contra el disidente, fueron derrotados sin contemplaciones al intentar defender políticas incompetentes y mal diseñadas.
Pese a todo en un país poco vertebrado en su sociedad civil, la respuesta fue muy tímida y el sistema perduró asumiendo su nuevo rol y con apuestas regeneracionistas de autores como Ortega, Costa, Valle, o Galdós.
Además la economía ayudó, no hubo crisis económica pese a la pérdida de mercados, la inflación se mantuvo baja, se redujo la Deuda Pública y aumentó la inversión de capitales repatriados (la figura del Indiano). Fue más una crisis moral e ideológica que política y económica. (Se tradujo en movimientos nacionalistas en el País Vasco y Cataluña).

El regeneracionismo, se basa en criticar la Restauración y promover la regeneración y modernización de la política española. El gran pensador de este movimiento fue Joaquín Costa, que hablaba de desterrar mitos y modernizar la economía y la sociedad además de alfabetizar a la población (“escuela y despensa y siete llaves al sepulcro del Cid”). Planteaba también acabar con el sistema caciquil e implantar la transparencia electoral. Esta crisis volvió a provocar un movimiento intelectual de gran prestigio internacional la Generación del 98 (Valle Inclán, Pío Baroja, Azorín), caracterizados por su pesimismo por el país y su critica al atraso peninsular y que plantearon una profunda reflexión sobre el sentido de España y su papel en la Historia (menos glorias y más verdad crítica).
Las criticas al ejército lejos de mejorarlo lo que enquistaron en tesis autoritarias y volvió a su injerencia permanente en la política a la que culpó de sus fallos.
En política se intentó un nuevo renacimiento desde el mismo sistema nombrando a Francisco Silvela, como nuevo primer ministro que introdujo algunos elementos regionalistas y militares en el gobierno y efectúo tímidas reformas que aumentaron los tributos y crearon nuevos impuestos lo que llevo a revueltas de los contribuyentes y a que la regeneración quedará en un proyecto.
JV

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