sábado, 23 de noviembre de 2013

TEMA 9- LA ESPAÑA DEL SIGLO XVII


“¡Faltan cabezas, faltan cabezas!”.

9.1.- Gobierno de validos y conflictos internos.
Con los Austrias menores aparece la figura del valido, persona de la confianza del rey que se convierte en verdadero gobernante, contando con el apoyo, en ocasiones muy condicionado, de la nobleza cortesana.
Los validos tenían ambición de mando, alta categoría nobiliaria y una profunda amistad con el rey, iniciada, por lo general, cuando éste era príncipe.
La interpretación histórica tradicional sobre la figura del valido ha consistido en afirmar que gobernaban dada la falta de carácter, talento político y laboriosidad de los reyes (Felipe III, Felipe IV y Carlos II), pero en la corte francesa también los reyes del siglo XVII contaron con esta figura (Richelieu, Mazzarino). Sin embargo, para D. Francisco Tomás y Valiente esta interpretación es demasiado simplista, ya que en el siglo XVII se produce una refeudalización de la sociedad que tuvo como consecuencia una simbiosis entre lo público y lo privado, por lo que la figura del valido no tuvo nada de insólito, ya que existía la privanza en todos los escalones sociales.

Los principales validos fueron el Duque de Lerma con Felipe III, considerado corrupto. Este apelativo se debió fundamentalmente a que debido a los problemas económicos de la Corona intentó uniformar las contribuciones del resto de reinos para descargar a Castilla, pero el dinero se utilizó para cohechos y mercedes. Su gobierno fue ineficaz en el interior y en el exterior donde los holandeses aprovecharon la paz (Tregua de los Doce Años de 1609) para extender su poderío y consolidarlo en Extremo Oriente a expensas del imperio portugués.

El Conde-Duque de Olivares con Felipe IV, gran estadista preocupado por solucionar (aunque sin éxito) los graves problemas de la monarquía, era arbitrista y intentó  aplicar su programa: reducir las listas de favores y pensiones reales; intento de atajar la corrupción de los ministros; potenciación de la Junta de Reformación (reducción de cargos municipales, leyes estrictas en los excesos en el vestir; potenciar medidas de aumento de la población; prohibición de importar manufacturas extranjeras y cierre de burdeles. Su reforma económico moral fue muy ambiciosa y no se pudo aplicar en gran medida. Fue un firme defensor de la hegemonía española y del ideal imperial e intento romper la política derrotista imperante. En este contexto reanudó la guerra con los Países Bajos.

 Nithard y Valenzuela con Carlos II.  El Padre Nithard, se convirtió en el principal asesor de Mariana de Austria durante la minoría de Carlos II. Fue uno de los grandes valedores de Carlos II frente a las pretensiones de Juan José de Austria que le disputaba el trono. En 1669 Juan José de Austria provoca su dimisión e intenta asumir el poder pero la reina le ofrece el virreinato de Aragón y lo acepta. Valenzuela llega al poder y se convierte en la persona que controla el poder junto con la reina, pese a que en 1675 Carlos II (El Hechizado) había sido declarado mayor de edad. Los grandes de Castilla cuestionan su poder y piden la vuelta de D. Juan que lo destituye.

Los conflictos internos comenzaron en 1609, cuando el duque de Lerma (Felipe III)  expulsa a los moriscos acusados de apoyar a los turcos. Esta expulsión afectó de forma negativa a los reinos de Valencia y Murcia al reducirse la población agrícola y artesanal (industria de la seda).
El proyecto presentado en 1625 por el Conde duque de Olivares, valido de Felipe IV, conocido como la Unión de Armas provocó una dura resistencia en todos los reinos (excepto Castilla), ya que suponía que todos ellos deberían participar de forma proporcional a los gastos militares de la monarquía, tanto en dinero como en tropas generando numerosos conflictos internos:
1631. Rebelión en Vizcaya por el incremento del precio de la sal.
 1640 Sublevación en Cataluña proclamando su obediencia al rey frances en 1641 y que se mantiene    independiente hasta 1652.
Rebelión de   Portugal que es apoyada por ingleses y franceses hasta su independencia definitiva en 1668.
     1641 Sublevación en Andalucía dirigida por el duque de Medina Sidonia.
  1648. Sublevación de Aragón (Duque de Híjar), intento de ser valido de Felipe IV, sustituyendo a Haro o en su defecto convertirse en Rey de Aragón con apoyo de Francia. Sublevación de Nápoles que se inició como una revuelta popular de los lazzari (pobres napolitanos) ante la mala gestión económica del virreinato y con el apoyo de Francia. No prosperó al no contar con el apoyo de la nobleza y ante el control militar que los españoles tenían del territorio.
A todo esto hay que añadir el descontento de los campesinos y las capas populares urbanas por los crecientes impuestos y las continuas levas de tropas (Granada, Lucena, Córdoba..., entre 1647-52).

9.2.- La crisis de 1640
Gaspar de Guzmán, valido de Felipe IV, es más conocido por su título, el Conde-Duque de Olivares, o simplemente el Conde-Duque. Es el político más capaz y activo del siglo XVII, su programa político busca la recuperación exterior de la monarquía y la reforma interior aplicando medidas mercantilistas para favorecer el comercio y las manufacturas nacionales, y medidas políticas dirigidas a alcanzar una verdadera unión de todos los reinos de la monarquía. La aplicación de estas reformas provoca la grave crisis de 1640:
 Las medidas políticas reformistas aplicadas por el Conde Duque de Olivares tienen como objetivo reforzar la autoridad real dentro de un estado centralizado para mantener el prestigio de la monarquía hispánica en Europa, de nuevo embarcada en guerras europeas. Olivares ve necesario uniformizar políticamente los reinos hispánicos con leyes e impuestos iguales para todos, extendiendo a los demás reinos las leyes e impuestos castellanos. La aplicación de estas medidas provoca una reacción secesionista dentro de los reinos hispánicos:
 La reforma fiscal busca aumentar los impuestos de la hacienda pública, al reducirse sus dos principales fuentes de ingresos: la plata que llega de las Indias y los impuestos castellanos por efecto de la crisis económica. La solución a este problema consistirá en aumentar la presión fiscal sobre los otros reinos hispánicos que apenas contribuyen a sostener la monarquía. De esta manera la presión fiscal no caería sólo sobre Castilla. Estas medidas provocarán un conflicto con las instituciones y leyes de estos reinos.

No obstante, el detonante tiene su origen en la llamada Unión de Armas, se trataba de crear una fuerza de reserva de 140.000 hombres aportados y mantenidos proporcionalmente por los “Estados” de la Monarquía, en caso de ataque a uno responderían todos.
El proyecto se presentó en todas las Cortes pero fracasó, Olivares pretendía una monarquía con un rey, una ley y una moneda pero fracasó. Sólo consiguió un subsidio de 1.080.000 ducados de los valencianos, el doble de los aragoneses y que ambos contribuyeran regularmente a las finanzas de la Corona, esto supuso que la Corona aportará un tercio de la contribución castellana y se suprimió (1626) la acuñación de vellón.

El fracaso de Olivares para que las instituciones catalanas aceptaran la “Unión de Armas” no le impidió mandar tropas a Cataluña al estallar la guerra con Francia. La presencia de tropas castellanas precipitó el estallido de revueltas entre el campesinado catalán y los Tercios. Finalmente el día del Corpus Christi de 1640 (Corpus de Sangre), grupos de campesinos atacaron Barcelona, asesinaron al virrey y precipitaron la huída de las autoridades.  Pau Clarís se puso al  frente de la rebelión. Ante el avance de tropas castellanas, los  rebeldes aceptaron la soberanía de Francia. Un ejército francés entró en Cataluña y derrotó a las tropas castellanas en Montjuic. El Rosellón y Lérida eran conquistadas en 1642.
 El dominio de la Francia de Luis XIII y Richelieu terminó en 1652 con la caída de Barcelona. Sin embargo, la Corona Española perdió el Rosellón y  la Cerdaña en la Paz de los Pirineos en 1659.
Aprovechando la crisis catalana, en diciembre de 1640 se inició la rebelión en Portugal. La falta de ayuda castellana ante los ataques holandeses contra las posesiones portuguesas en Asia y la presencia de castellanos en el  gobierno portugués,  provocó que las clases dirigentes portuguesas dejaran de ver ventajas en su unión a la Corona española. La rebelión, organizada en torno a la dinastía de los Braganza, se extendió rápidamente de forma que ante la petición del Conde-Duque de reunir tropas en Portugal para sofocar la rebelión catalana, estos decidieron rebelarse y proclamar al duque de Braganza Juan IV, Rey de Portugal. Felipe IV nunca reconocerá su independencia, lo hará su hijo Carlos II en 1668.
También hubo levantamientos de tinte separatista en Andalucía, Aragón y Nápoles. Pese a ser aplastados todos los movimientos, excepto el portugués, Felipe IV no castigó a los territorios rebeldes y  mantuvo los fueros de los diversos reinos.
Esta crisis debe ser analizada dentro de un contexto internacional que va a marcar con la Paz de Wesfalia el fin de la hegemonía española y de los Hasburgo en Europa y que puso fin a la Guerra de los Treinta Años (1618-1648). Este conflicto se sustanció en una serie de conflictos europeos que enmascarados en conflictos religiosos marcan el inicio de nuevas hegemonías en Europa con Francia, Países Bajos y Suecia a la cabeza y donde se consolida el estado-nación soberano libre de condicionamientos religiosos. 



9.3.- El ocaso del Imperio español en Europa
Obligado por la crítica situación de la Hacienda, el duque de Lerma (valido de Felipe III) pretenderá una política exterior de signo pacifista, consiguiendo mantener la paz con Francia durante la minoría de edad de Luis XIII (María de Medici), con Inglaterra,  y  con  los Países Bajos a través de la Tregua de los 12 años  que acaba con los conflictos iniciados por Felipe II.
 Con la llegada de Felipe IV y su valido, el Conde-duque de Olivares, la tendencia cambia de signo y se comienza a practicar una política agresiva. Esta política se explica dentro del ideario político de Olivares que valoró una serie de argumentos muy importantes: En los Países Bajos había triunfado el partido orangista que era partidario de la guerra contra Castilla. El consejo de Portugal reclamaba una acción contundente contra los holandeses por sus conflictos en Asía. El Consejo de Hacienda estimó que un ejército permanente en Flandes costaba lo mismo en guerra que en paz y además en Madrid se creía que se podía ganar la guerra, ya que al controlarse los pasos del Rhin con apoyo de los Hasburgo, se abría una ruta a través de Milán para mandar suministros a Flandes. La guerra de Mantua obligó a poner en marcha urgentemente la Unión de Armas pero Portugal y Cataluña utilizaron la situación para promover su independencia, Francia jugo bien sus bazas y apoyo ambas sublevaciones.
 En este sentido  vuelve a enfrentarse con los holandeses en la Guerra de Los 30 Años con la ayuda del imperio austriaco. Tras unos inicios exitosos (toma de Breda), la salida de Austria y el apoyo de Francia a la causa holandesa extenderá la guerra que muy pronto se volverá adversa (derrotas de Rocroi o Dunas), obligando a firmar en 1648 la Paz de Westfalia (y a conceder la independencia a Holanda) y la de los Pirineos (1659), con concesiones territoriales a Francia (Rosellón, Artois y Cerdeña). Se reconoce la independencia de Portugal. Los frentes era muchos y diversos, Olivares había fracasado en su intento y dimite en 1643 muriendo dos años después.
Con el reinado de Carlos II la situación de poder de España será todavía más débil, en 1679 Castilla llegó al colapso administrativo y económico, no se exportaba nada y sólo se recibía un tercio de la plata americana el resto iba a bancos extranjeros.
Al morir sin descendencia, las potencias europeas terminarán por disputarse el trono español en la denominada Guerra de Sucesión.


9.4.- Evolución económica y social
En general se puede hablar de una depresión económica con una suave recuperación en el último tercio (Carlos II), motivada por la situación de guerra permanente, especialmente durante el reinado de Felipe IV (1621-1665).
Agricultura. Rendimientos muy bajos por falta de brazos y  métodos arcaicos. Las zonas de regadío acusaron la expulsión de los moriscos. (1609)
Ganadería. Gran retroceso de la trashumancia por la dificultad de exportar lana, dadas las guerras continúas.
Industria. Desde el siglo anterior se pierde competitividad frente al Norte de Europa por la Revolución de precios. Desde 1620 crisis en el sector textil lanero.
Comercio interior obstaculizado por las malas comunicaciones y las aduanas interiores. El exterior decreció por la decadencia de la industria naval, la falta de grandes compañías mercantiles y financieras; a todo esto hay que sumar la competencia holandesa y británica
En cuanto a medidas de política económica algunas fueron muy perniciosas para la producción y otras ahondaron aún más los problemas existentes. Durante el gobierno de Lerma la expulsión de los moriscos tuvo una incidencia directa en el retroceso de la agricultura; su política de venta de cargos y jurisdicciones no hizo sino aumentar los problemas estructurales de la base productiva del país. Medidas como la obtención de subsidios de los judíos portugueses fueron contraproducentes en cuanto a la estabilidad política y además se manipuló el sistema financiero para obtener ingresos, se introduce el vellón de cobre, lo que significó inundar el sistema de moneda sin valor.
El Conde Duque intentó poner en marcha las medidas que proponía la Junta de Reformación: reducción de imposiciones y reforma fiscal, expulsión de los parásitos de la Corte, nuevos impuestos sobre artículos de lujo, repoblación de zonas sin explotar con privilegios especiales para los agricultores a fin de estimular la economía productiva, no conceder más permisos para órdenes religiosas y reducción de escuelas y conventos con la abolición de cien rectorías creadas en 1613. Una programa ambicioso que fracasó. Intentó igualmente crear un sistema bancario nacional que con una red de bancos en los diferentes reinos permitiera a la Corona reducir sus deudas y su dependencia de los asentistas extranjeros para que desviaran capital a inversiones directas. Este plan se presentó en las Cortes Castellanas en 1622, con la propuesta de abolir los millones  a cambio de una contribución proporcional de las 15000 ciudades y pueblos de Castilla en un ejército de 30.000 hombres. La Cortes se negaron.

En el plano social debemos destacar la fuerte crisis demográfica. España pasó de nueve millones y medio de habitantes en 1600 a poco más de 8 millones debido a guerras, problemas internos, expulsión de los moriscos, malas cosechas, epidemias, con ligera recuperación en el último tercio. La más afectada fue Castilla.
Crisis social: una sociedad estática, una estructura social aún con tintes medievales:
La aristocracia representa el 10% de la población. Su número aumenta con la venta de cargos y títulos que realiza Felipe IV para financiar su costosa política exterior. La nobleza ha dejado de ser guerrera, lleva una vida ociosa sin trabajar ni pagar impuestos. Dentro de la nobleza hay grandes diferencias entre la alta nobleza (grandes de España) y la pequeña nobleza. La alta nobleza, vive en las ciudades, la más próxima al poder vive en la corte, obtiene sus rentas de tierras que nunca visita.
El clero, menos numeroso, con diferencias entre el alto y bajo clero, disfruta de una situación acomodada y bastante segura. Se concentra en las ciudades más grandes y ricas y en poblaciones rurales 
El tercer estado es el más numeroso y diverso:
 La mayor parte son campesinos, variando su situación económica si son propietarios de las tierras que trabajan (norte de la península) o simples jornaleros (sur, Aragón y Valencia).
En general, la situación del campesinado empeora, siendo frecuentes las revueltas y la extensión del bandolerismo que se convierte en un fenómeno prácticamente endémico en el litoral mediterráneo español.
 Por el contrario los artesanos y comerciantes son poco numerosos, la burguesía de los negocios tiene escaso peso. El sector empresarial está constituido por extranjeros. Los burgueses aspiran a ennoblecerse abandonando los negocios industriales y comerciales, para invertir su dinero en títulos, rentas y propiedades agrarias.
 Aumenta la marginalidad. Los más pobres encuentran en la mendicidad, sobre todos en grandes ciudades, una solución a sus problemas. En Madrid vive un numeroso grupo de mendigos, pobres, delincuentes y pedigüeños a la búsqueda de limosnas, la beneficencia y pan barato.

 La mentalidad dominante de esta sociedad del siglo XVII se nutre de un fuerte pesimismo social, una fuerte influencia de lo religioso, un escaso interés por las actividades productivas y una aspiración aristocrática a vivir de las rentas.
• La mentalidad aristocrática obsesionada por el ennoblecimiento, la dignidad y el honor; lleva a rechazar el trabajo manual, considerado “vil”: Los que tiene dinero lo derrochan para demostrar su posición. Los que no lo tiene prefieren la mendigar o vivir pobremente antes que “manchar” sus manos con el trabajo. La novela picaresca lo refleja muy bien (ciudades plagadas de mendigos y delincuentes que pululaban atraídos por el dinero de ricos y poderosos)
• Para la mayor parte de los españoles, su fe católica marca totalmente su pensamiento y vida cotidiana. La obsesión por limpieza de sangre, la misa diaria, la participación en procesiones, donativos públicos a la Iglesia y los pobres.

9.5 Esplendor cultural. El Siglo de Oro
La riqueza artística y cultural dio a este siglo el nombre de “Siglo de Oro Español”, que contrastaba enormemente con la situación de crisis y decadencia general. Desde finales del siglo XVI hasta mediados del XVIII, se desarrolló el Barroco, movimiento cultural y  de origen italiano y cuyos mecenas eran la monarquía absoluta y el papado El Barroco español exaltaba la monarquía y los dogmas católicos. Es el arte de la Contrarreforma.
Fuertemente condicionada por lo religioso, la mentalidad del siglo XVII girará en torno a Dios, el rey y el honor, con categorías sociales muy estrictas (sociedad estamental) y una fuerte tendencia a las apariencias (tan criticadas por la literatura picaresca o el propio Don Quijote).
Culturalmente sus élites se educarán en prestigiosas universidades (Alcalá de Henares, Salamanca...), siendo luego mecenadas por la corte o la nobleza, mientras el analfabetismo estaba muy extendido en las clases bajas en donde el Clero (en sus sermones y por control ideológico de la Inquisición) tendrá gran importancia.
En el campo de la novela destacará Cervantes (Don Quijote, Novelas Ejemplares) o la llamada picaresca (El Buscón de Quevedo, El Lazarillo de Tormes). La poesía se dividirá en culteranos (Góngora, de complicadas composiciones, muy elitistas, como su Polifemo) y conceptistas (mucho más escuetos y críticos, como Quevedo). Sin embargo, el mayor éxito popular lo tendrá el teatro (los famosos corrales de comedias) que renovará por completo sus fórmulas con dramaturgos como Lope de Vega (Fuente Ovejuna)  Calderón de la Barca (La Vida es Sueño) o Tirso de Molina (El Burlador de Sevilla).
Esta explosión cultural no tendrá, sin embargo, su continuación en la ciencia, muy poco representativa. (En gran parte condicionada por la Inquisición).
Dentro del esplendor cultural del siglo XVII, destacará el arte que, basado en la tradición anterior incorporará elementos del barroco italiano. En el campo de la arquitectura destacará Gómez de Mora, todavía con modelos escurialenses visibles en muchas de sus obras, como la Plaza Mayor de Madrid. (En el XVIII esta arquitectura se irá decorando cada vez más con los Churriguera con la Plaza Mayor de Salamanca, o Ribera con el antiguo Hospicio, en Madrid) En escultura se desarrollará la imaginería (trabajo en madera de tallas para retablos o pasos procesionales) con dos escuelas principales: la castellana, más expresionista (Gregorio Fernández); y la andaluza, tendente a una belleza más dulce e idealizada (Martínez Montañés o Alonso Cano), con la aparición en el XVIII de la escuela murciana, con Salzillo como mayor representante (pasos procesionales y belenes de inspiración napolitana).
En la pintura destacarán Ribera (con fuerte tenebrismo y activo fundamentalmente en Italia), Zurbarán (pintor preferido del clero, con un gran interés por las texturas y la psicología de los retratados) o Murillo (especialmente conocido por sus Inmaculadas de belleza exquisita y suave colorido). Sobre ellos destaca Velázquez, pintor de Felipe IV, de pincelada suelta, gran estudio de la perspectiva y estudiadas composiciones (Meninas, Hilanderas, Fragua de Vulcano, Los Borrachos, Venus del Espejo).

Algunos Textos:

Texto 1.- La Expulsión de los Moriscos 
La medida más importante del reinado Felipe III fue la expulsión de los moriscos (1609). Esta expulsión afectó a 273.000 personas y tuvo una especial incidencia en el reino de Valencia (donde los moriscos constituían un tercio de la población), en el bajo Aragón y en Murcia. Las causas fueron a la vez religiosas y políticas. 
La comunidad mudéjar, que se vio obligada a cristianizarse formalmente a lo largo del siglo XVI, se había revelado como una minoría inasimilable. En los citados territorios, y en las comarcas catalanas del Ebro, los moriscos vivían en localidades separadas y habían mantenido su lengua y sus vestidos y costumbres. Eran básicamente campesinos, que practicaban una agricultura especializada y de regadío, y que pagaban a sus señores feudales unos censos muy superiores a los de los campesinos cristianos viejos. 
Por estos motivos sufrían la animadversión de las clases populares y de la nobleza de vasallos cristianos, mientras que sus señores eran sus principales valedores En cambio, los moriscos castellanos, que habían sido diseminados, vivían en las ciudades, donde ejercían diversos oficios, como los de carretero, arriero o pequeño artesano. También en Castilla eran socialmente rechazados. 
Pero la iniciativa de la expulsión partió del colectivo militar y de una parte minoritaria del estamento eclesiástico, encabezada por el arzobispo de Valencia, Juan de Ribera. Se alegó que las comunidades moriscas mediterráneas podían tener contactos con el Imperio otomano (turco) y el corso berberisco En un momento en que los turcos seguían siendo muy poderosos en el Mediterráneo, los moriscos podían constituir incluso una especie de quinta columna en el caso de una hipotética invasión turca. Este argumento acabó pesando decisivamente en la corte. Pero conviene no olvidar que la expulsión de los moriscos se decretó el mismo día de la firma de la tregua con las Provincias Unidas (9 de abril de 1609), por tanto, pudo ser una maniobra del duque de Lerma para distraer a la opinión pública del primer acuerdo firmado con los rebeldes holandeses. 
La mayor parte de los moriscos se trasladaron al Magreb donde fueron un importante factor de desarrollo. Por el contrario, su expulsión contribuyó a agravar la crisis demográfica y económica peninsular Algunas comarcas de Aragón, Valencia y Murcia tardaron decenios en repoblarse. En Valencia, el empobrecimiento de la nobleza de vasallos moriscos fue en parte compensado con la reducción de las tasas de interés de los censales (1614). De esta forma, los efectos de la expulsión también se desplazaron a las ciudades y afectaron a los burgueses que habían concedido créditos a los nobles. 

Texto 2.-  El programa de Olivares: El Gran Memorial (1624) 
“Tenga Vuestra Majestad por el negocios más importante de su monarquía el hacerse rey de España. Quiero decir, señor, que no se contente Vuestra Majestad con ser rey de Portugal, de Aragón, de Valencia, conde de Barcelona, sino que trabaje y procure, con consejo maduro y secreto, por reducir estos reinos de que se compone España al estilo y leyes de Castilla, sin ninguna diferencia, que si Vuestra Majestad lo alcanza será el príncipe más poderoso del mundo. 
(…) Tres son, señor, los caminos que a Vuestra Majestad le puede ofrecer la ocasión y la atención en esta parte; y, aunque diferentes, mucho podría la disposición de Vuestra Majestad juntarlos, y que, sin parecerlo, se ayudasen el uno al otro. 
El primero, señor, y el más dificultoso de conseguir, pero el mejor, pudiendo ser, sería que Vuestra Majestad favoreciese los de aquellos reinos introduciéndolos en Castilla, casándolos en ella, y los de acá allá, y con beneficios y blanduras (…) se olvidasen los corazones de manera que (…) se pudiese disponer con negociación esta unión tan conveniente y necesaria. 
El segundo sería si, hallándose Vuestra Majestad con alguna gruesa armada y gente desocupada, introdujese el tratar de estas materias por vía de negociación (…), procurando que, obrando mucho la fuerza, se desconozca más que se pudiere (…). 
El tercer camino, aunque no sea con medio tan justificado, pero el más eficaz, sería, hallándose Vuestra Majestad con esta fuerza que dije, ir en persona como a visitar aquel reino (…) y hacer que se ocasione algún tumulto popular grande. Y, con este pretexto, meter la gente y, con ocasión de sosiego general y prevención de adelante, como por nueva conquista, asentar y disponer las leyes en la conformidad de las de Castilla. Y de esta manera irlo ejecutando en los otros reinos” 
Reproducido por J.H.Elliot; J.F. de la Peña: Memoriales y cartas del conde-duque de Olivares

JV

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