viernes, 25 de julio de 2014

En Berlín: sus calles, sus gentes.

Cuando uno piensa en Berlin, las imágenes más comunes son la Puerta de Brandeburgo, o el gran museo de Pérgamo, pero yo quiero empezar por el Reichstag, símbolo de la barbarie y la sin razón en otros tiempos y hoy un icono de la reconciliación y de la democracia. Es precisamente, esa casi sacralización de los valores democráticos y de transparencia que hoy se recogen en la bella cúpula de Foster, los que te transmiten en la visita a este elemento clave de la evolución política del pasado siglo. En estos tiempos difíciles para la defensa de los principios democráticos alienados por la corrupción y por los intereses económicos que sirven para cercenar derechos, este edificio se convierte en alegoría de la esencia de aquello que debería ser el Estado democrático una entidad para servir al pueblo y no para utilizarlo cuando no arruinarlo. Es por ello que la cartela de su portada que reza "Dem Deustche Volke" "Al pueblo alemán" puede ser la representación de lo que realmente debe ser un parlamento, algo del pueblo y para el pueblo y no para defender interés torticeros. 

 Como digo, hoy esta cúpula es un referente de lo que debería ser Europa, un entorno de defensa de la transparencia y los derechos de los ciudadanos que la componen. Sin duda, este lugar es punto de encuentro de múltiples ciudadanos de todo el mundo y los valores que aquí se transmiten deberían ser la esencia de nuestros políticos.
 Berlin además de una ciudad cuasi mítica que rezuma historia e historias por todas partes, es además una ciudad cosmopolita llena de un gran ambiente que se transmite en cada rincón. Estos osos que pueblan toda la ciudad son un ejemplo de integración, representando cada uno de ellos a diferentes países y que alegran y dinamizan los paseos por la ciudad.
Aquí tenéis al español.
No sé si se trata de una moda o una tradición pero esos simpáticos animales te acompañan en tus paseos por la ciudad,  estos cuatro los encontramos junto al muro de la Nikolaikirche (iniciada en 1230), considerada la iglesia parroquial más antigua de Berlin. En torno a ella está el Nikolaiviertel, un pequeño  barrio situado en el antiguo barrio de pescadores de Berlín, que contrasta con los inmensos espacios abiertos de Unter den Linden (Bajo los Tilos, imagen inferior) y Alexanderplatz. En 1987 el gobierno de la antigua RDA, con ocasión del 750 aniversario del nacimiento de la ciudad restauró íntegramente este "viejo Berlin". En algunas guías esta zona se identifica como el Berlin medieval.  
Under den Linden, la gran arteria que une la puerta de Brandeburgo y la Isla de los Museos es una amplia avenida que marca el pulso de la ciudad y que tiene como horizonte la Fernsehturm, torre de la televisión, construida entre 1965 y 1967, con 310 metros de altura, que hoy alberga un restaurante y un café panorámico de vistas increíbles de la ciudad que ya os enseñaremos. Sólo hay un problema que se vislumbra en la imagen, decenas de grúas marcan el devenir de esta ciudad aún en construcción o mejor en reconstrucción. No obstante, el encanto de esta gran avenida es realmente sugerente.

Si seguimos la avenida y nos acercamos a Marienkirche, otra de las antiguas iglesias de Berlin, descubrimos a estos dos grandes alemanes que con su modelo interpretativo, el materialismo histórico, tanto nos han ayudado en nuestra andadura por las páginas de la historia. No podíamos pasar sin retratarnos, como decían los antiguos, con los señores Marx y Engels. 
Escondida tras la grandiosa Bebelplatz, encontramos la impactante plaza de Gendarmen Markt, también conocida como Platz der Akademie. Era la plaza principal de Berlín, la más monumental y la más hermosa realizada con gran unidad estilística, dentro del neoclásico y con un gran efecto escenográfico. Tiene dos iglesias gemelas una alemana y otra francesa, hoy con usos curiosos: una (la que se muestra) es sede de un archivo histórico del Bundestag y la de la imagen inferior contiene un museo dedicado a la Reforma. La plaza alberga también una sala de conciertos, antecedida por un monumento a Friedich Schiller que fue retirado por los nazis y devuelto a su lugar original en 1989.  

Esta estupenda plaza nos recibió con este ambiente y con este simpático personaje que llenó la plaza y nuestras fotos de estas curiosas pompas de jabón.
Monumento a Friedirich Schiller
Son muchas y variadas las zonas de terrazas donde los aleman@s aprovechan cualquier momento de sol para degustar y tomar su ya explicada suculenta gastronomía. Estas zonas se hayan vinculadas en todos los casos a las estaciones de S-Bahn (que ocupan edificios historicistas muy de arquitectura ferrovitrea), es el caso de Potsdamer Pl., Savignypl y ésta: Hachescher Markt, un lugar de paso, de encuentro y de compras que dinamizan sobre manera la ciudad.  
   


Otra forma de conocer la ciudad es desde el agua, como sabéis Berlín es recorrida por un importante río el Spree que esta organizado en diferentes canales, algunos de ellos navegables. Como todas las ciudades que utilizan y disfrutan de sus riberas fluviales, los berlineses y los que visitan la ciudad pueden disfrutar de una visión muy interesante y particular de la ciudad.
La ribera se haya plagada de zonas de hamacas que como podéis observar se utilizan con profusión, siempre acompañados de los establecimientos para no sentir ni hambre, ni sed y practicar a cualquier hora ese gran deporte que es la siesta.
Como os decía Berlín es una ciudad en obras, nuestros amigos y la gente en general llevan éstas con estoicismo y no parecen preocuparles mucho. No obstante, sí critican el que se estén realizando reconstrucciones faraónicas de edificios históricos que es posible que se financien con la dura crisis de Deuda con la que se ha asolado Europa. Los trozos de ciudad están esparcidos por todos los barrios. 
Nuestro querido Rafa, nos acompañó en una incursión a los rincones más peculiares de la ciudad, en esta singladura nos mostró rincones realmente curiosos. A destacar los famosos Höfes, patios con los que cuentan la mayoría de los edificios y que esconden en sus rincones auténticas joyas de organización urbana y también peculiares decoraciones o estructuras. Aquí os mostramos una de ellas, toda una fachada interior rellena de antónimos en una casa cualquiera, ¿peculiar no?
Muchas veces como podréis comprobar cuando conozcáis esta ciudad, estos patios acogen plácidas terrazas para tomar algo y reposar de las agotadoras distancias que incitan a patear pero utilizando con profusión el transporte. Tras pequeñas fachadas como la que veis se yerguen grandes salas como ésa dedicada a los bailes de salón con un sabor algo retro.
Estamos en una ciudad en efervescencia cultural, ambiental, urbanística y con una oferta y un ambiente que enganchan al que la conoce.
Además por si nos faltaba algo, coincidimos con la celebración de la final del Mundial de Fútbol y la correspondiente victoria de los alemanes. Este era el ambiente previo al partido en la puerta de Brandeburgo: ¡¡mucho ambiente¡¡¡.
Hablar del urbanismo de Berlín implica necesariamente aludir a su pulmón verde el Tiergarten: 220 Ha en pleno centro de la ciudad. Esta antigua zona de caza donde aún hoy se pueden ver ciervos y jabalíes, cuya madera y riqueza cinegética fue utilizada en la posguerra para paliar la hambruna y el frío, es hoy lugar de esparcimiento de paso obligado para ir desde el Ku´damm a la zona del Reichtag. Dentro podemos encontrar el Schloss Bellevue, palacio al gusto francés (no debemos olvidar que el antiguo Káiser y su esposa hablaban mejor el francés que el alemán y es habitual encontrar en Berlín y otras zonas de Alemania, castillos y palacios que imitan el Rococó Francés, sus gustos y los nombres en ese idioma). Este palacio es la residencia del Presidente de Alemania. En el Tiergarten se encuentran también edificios como el Kongresshalle, palacio de congreso o la famosa obra de Henry Moore, "la gran mariposa". En la plaza de entrada al Tiergarten, encontramos la columna de la victoria (Siegessäule) y también el monumento a los caídos de la Unión Soviética. En definitiva un lugar para visitar pero con tiempo y fuerza, se trata de un largo paseo.
Y también la lluvia, un clima peculiar éste del Berlín al menos en verano, tormentas convectivas cada tarde amenizan el paseo, sirva como muestra los cuarenta y cinco minutos con que este meteoro nos deleitó, afortunadamente dentro de la cúpula del parlamento. Llovía con ganas.
  Pese a los sentimientos encontrados en estos tiempos sobre los judíos y sus atropellos en Palestina, resulta inevitable recordar la barbarie que se cometió contra ellos en Alemania, historia que desgraciadamente ellos parecen haber olvidado al reproducir contra los palestinos un auténtico holocausto de civiles indefensos. No obstante, estas placas en la entrada de muchos edificios nos recuerdan los judíos que allí vivieron y su trágico destino. Confiemos que la razón se imponga a la fuerza y no tengamos que lamentar más atrocidades cometidas en nombre de causas absolutamente inmorales e irracionales.
Los recuerdos a la barbarie nazi pueden verse en muchos lugares, es el caso de esta curiosa plaza donde esta obra recuerda como se expoliaron los bienes de los judíos y como se violentaron sus hogares. Ojalá estos trágicos recuerdos sirvieran para parar la masacre de Gaza.
Pero volvamos a la ciudad, a sus famosos Höfe como esta maravilla de los patios conocidos como Die Hackeschen Höfe, ochos patios interiores donde se puede disfrutar de un gran abanico de tiendas y sugerentes terrazas, se pueden encontrar auténticas tiendas de gourmet de productos berlineses, chocolates o peculiares tiendas donde adquirir el nuevo símbolo de Berlín, el Ampelmann. Estos lugares menos turísticos necesitan el concurso de grandes amigos conocedores de la ciudad como nuestro impresionante Rafa y su chica Mercedes a los que agradecemos mucho su amistad y dedicación para con estos viajeros. 
Y aquí lo tenéis el nuevo icono de la ciudad: este muñequito que te acompaña en cada semáforo: el Ampelmann. Hoy toda una representación del cambio en la misma.

 Berlín fue durante casi cuarenta años una ciudad dividida, cerca de un punto clave de la frontera entre el este y el oeste la famosa estación de Friedrichstrasse y su famoso puente, se encontraba este restaurante donde personajes como Willy Brandt se reunían en secreto con las autoridades del Este. Hoy son recuerdos de una guerra fría que calentó y mucho los conflictos por todo el planeta. 
Otro recuerdo constante en la ciudad de su división son los edificios construidos con estructuras prefabricadas en la antigua RDA, fijaros en los bloques que conforman las fachadas de estos edificios, son un ejemplo de este tipo de construcciones que aún hoy pueblan toda la antigua zona este.

Una buena muestra del dinamismo de esta ciudad puede ser esta imagen de Oranienburger Tor, donde se divisa la omnipresente torre de la televisión y todo el entramado de la red de tranvías de la ciudad, en esta zona aún pueden verse antiguos tranvías aún hoy en uso.
Muy cerca encontramos uno de esos rincones de paz y absolutamente insólitos para un madrileño, en medio de la ciudad: uno de los varios cementerios que encontramos diseminados por la misma. Son auténticos jardines donde puedes encontrar gente leyendo o incluso reposando. Estos lugares pese a su utilidad, en Centroeuropa  pierden su dramatismo para convertirse en lugares de reflexión.

En este además, encontramos a una mente que reflexionó y azuzó las conciencias europeas como pocos, sirva su tumba como epílogo de este post que comenzaba sobre la necesidad de repensar que Europa queremos y sobre todo como la queremos, si la Europa de la integración, la solidaridad y el compromiso social o la Europa de los mercaderes.
Fotos JV y Eugenia
JV

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